¿Qué es un electrocardiograma?
El electrocardiograma (ECG) es una prueba diagnóstica que consiste en el registro, mediante herramientas especiales, (electrocardiógrafo) de la actividad eléctrica del corazón normal y del que presenta alguna patología. Además, constituye una de las técnicas más importantes para el conocimiento y la valoración de la mayor parte de las cardiopatías. Asimismo, la electrocardiografía ofrece una ayuda inestimable para el diagnóstico del crecimiento de las distintas cámaras cardíacas (aurículas y ventrículos). En muchas ocasiones, el diagnóstico de una cardiopatía congénita se conoce a partir del trazado gráfico característico de ésta. De hecho, el ECG aporta datos importantes para la valoración de más del 80% de las cardiopatías.
¿En qué consiste?
Se trata de una prueba que se realiza con el paciente despierto, sentado en un sillón o acostado en la camilla. El especialista aplicará en tórax, brazos y piernas unos pequeños parches llamados electrodos, que van conectados mediante cables a un ordenador que transforma las señales eléctricas en una gráfica de ondas.
¿Por qué se realiza?
El examen de electrocardiograma se realiza para medir la actividad del corazón y así detectar irregularidades como arritmias, daños en el corazón, el tamaño de las cámaras del corazón o el efecto de medicamentos o dispositivos como los marcapasos.
Preparación para el electrocardiograma
El paciente que va a someterse a un electrocardiograma deberá informar al especialista sobre los medicamentos que esté tomando.
También deberá evitar realizar esfuerzos o beber agua fría justo antes del examen, ya que puede alterar los resultados.
¿Qué se siente durante el examen?
El electrocardiograma es totalmente indoloro y el paciente no sentirá molestias, únicamente deberá seguir las instrucciones de respiración que indique el especialista.
Significado de resultados anormales
Los resultados anormales en un electrocardiograma se mostrarán con ondas irregulares en la gráfica, y pueden deberse a múltiples patologías coronarias, como daño en el miocardio, agrandamiento del corazón, arritmias, cambios en el nivel de electrolitos, cardiopatía congénita, líquido o inflamación del corazón (miocarditis), riesgo cardíaco insuficiente o ataque cardíaco.